El vídeo de “El pensador” muestra que los bebés adquieren la capacidad de pensar desde muy temprana edad. A las 12 semanas ya son capaces de dar los primeros pasos en el pensamiento abstracto, haciendo una relación entre causa-efecto.
Desde los primeros años de vida los bebés comienzan a entender, de una manera muy sencilla, las leyes de la ciencia. Son pequeños científicos que empiezan a controlar cantidades mínimas de objetos, realizar clasificaciones de sus juguetes e incluso experimentar con la gravedad en la bañera.
Una escena que me ha llamado especialmente la atención ha sido una en la que se encontraba una niña en su cuna. La pequeña tenía un problema: quería una muñeca que se había quedado sobre una manta a unos metros de distancia. Es increíble ver como la niña es capaz de establecer una relación causa-efecto, pues cada vez que mueve la manta la muñeca también lo hace, pudiendo acercar poco a poco el objeto hacia la cuna.
A su vez, el vídeo reflejaba la importancia de la imitación en la primera etapa de vida debido a que ésta potencia el pensamiento creativo y la imaginación. Desde que los bebés son muy pequeños comienzan a imitar las actividades que realizan los adultos que se encuentran con ellos: juegan a las cocinitas, hacen llamadas telefónicas, experimentan con los aparatos de la casa, etc. Y aunque puedan parecer actividades banales, en realidad son fundamentales para desarrollar la creatividad humana.
Los adultos tenemos, por tanto, un papel muy importante en el desarrollo de los más pequeños. Deberíamos intentar ser los mejores modelos para ellos ya que, en cierta medida, van a ir reflejando nuestras actitudes. Por tanto, si queremos que nuestros alumnos tengan comportamientos adecuados, primero tenemos que empezar nosotros a dar buen ejemplo.