Esta dinámica consiste en hacer un trabajo desde lo más individual a lo más colectivo. Se comienza haciendo una búsqueda de información personal, después esa información se comparte con otra persona, y por último con el resto del grupo.
El hecho de ir de abajo hacia arriba supone que, desde un principio, haya habido un esfuerzo personal de búsqueda de información por parte de cada uno de los participantes. Si se hubiera hecho al revés, siempre se corre el riesgo de que algunas personas aporten, desde el comienzo, más información que otras. Sin embargo, de esta manera todo el mundo contribuye, quedando un trabajo mucho más completo.
La posibilidad de completar tus aprendizajes por medio del grupo de iguales es una experiencia muy enriquecedora.
Al llegar a la educación primaria, en la mayor parte de centros educativos se puede encontrar una organización por pupitres individuales, siendo el aprendizaje grupal algo exclusivo de los trabajos grupales. Como resultado lo que se fomenta es el individualismo y la competitividad entre alumnado.
El que los alumnos no tengan la oportunidad de interaccionar entre sí, porque se considera un hecho distractor dentro de la clase, no permite que entre ellos se aporten nuevas cosas.
La interacción social es un elemento fundamental para la facilitación del aprendizaje y del desarrollo de la capacidad intelectual. Está comprobado, que el alumno que más aprende es el que “explica” la materia a sus compañeros.
Por tanto, como futuros docentes tenemos que fomentar las aulas cooperativas, en las que los alumnos puedan aprender en equipo, buscando soluciones juntos y aprendiendo diferentes puntos de vista.